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REUTERS/Neil Hall
La BBC, primer grupo audiovisual público del mundo, se forjó en 90 años de existencia un estatuto aparte en el mundo de los medios de comunicación, convirtiéndose en una referencia universal y en un modelo de excelencia ahora minado por dos escándalos vinculados a la pedofilia.
Nacida en 1922, la venerable “Beeb” -que los británicos apodan también cariñosamente “Auntie” (tiíta) y respetan casi tanto como a la monarquía- se convirtió con los años en un verdadero mastodonte.
El grupo emplea hoy a unas 22.800 personas y engloba ocho cadenas de televisión nacionales, 54 emisoras de radio y una de las páginas web más visitadas de Europa. Reivindica una audiencia mundial de 293 millones de personas, asentada en una reputación de espíritu combativo y rigor periodístico.
Su servicio mundial, el famoso “World Service” difundido en 27 lenguas, además del inglés, y escuchado por 180 millones de personas, le da una gran proyección internacional.
En su momento de máximo esplendor, el “World Service” trabajaba en 45 lenguas. Sus estudios acogieron entre otros al general francés Charles de Gaulle, quien difundió desde Londres mensajes a la resistencia francesa. Y durante la Guerra Fría, se convirtió en la voz del mundo libre en el Este.
El “World Service” fue sin embargo alcanzado por las políticas de austeridad del gobierno del conservador David Cameron, y el ministerio de Relaciones Exteriores dejará de financiarlo a partir del próximo año.
El gobierno congelará el cánon televisivo anual (3.600 millones de libras, o el equivalente de 5.700 millones de dólares y 4.500 millones de euros), cuando los ingresos comerciales de la BBC representan sólo 222 millones de libras, según el último balance anual del grupo.
La BBC se vio obligada a anunciar el año pasado un nuevo plan para ahorrar un 20%, que incluye unas 2.000 supresiones de puestos de trabajo hasta 2017.
Otros trabajadores fueron deslocalizados a Manchester (norte de Inglaterra) y la BBC vendió el “doughnut”, un edificio en forma de rosquilla que albergaba sus estudios históricos en la capital.
Inmersa en estos recortes, la BBC vio su imagen enturbiada por críticas a sus gastos excesivos y especialmente las remuneraciones “exorbitantes” de algunos de sus directivos y presentadores estrella.
El monto de la indemnización (450.000 libras) otorgada a su director general George Entwistle, obligado a dimitir en la estela del escándalo Savile tras sólo 54 días en el puesto, reavivó la polémica.
La crisis que atraviesa actualmente la BBC recuerda por su amplitud a otra que se registró en 2004. Los dos máximos dirigentes de la cadena tuvieron que dimitir entonces tras un informe oficial que cuestionaba la seriedad de una de sus investigaciones sobre las armas de destrucción masiva en Irak antes de la entrada en guerra del Reino Unido en ese país en 2003. La BBC tuvo que presentar en aquella ocasión excusas al gobierno, puesto en entredicho por la investigación.
AFP
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